jueves, 8 de diciembre de 2016

Crítica literaria: Los tumultos

Crítica a la novela Los tumultos
de María Granata
La novela Los tumultos (1974), segunda novela de María Granata, quien ya había escrito Los viernes de la eternidad, es una novela que está dentro de lo que conocemos como realismo mágico. En el contexto de una familia con varias vertientes, lo cotidiano de todos los días obtiene una magnitud diferente, mágica. En el realismo mágico, no sólo los protagonistas de las novelas tienen vida propia, sino también las cosas inanimadas, en este caso, la casa que alberga, conjuntamente, a las familias y, en la planta alta, un burdel conformado por cinco hermanas. Una joven se eleva a casi un metro del suelo, otra se desvanece en el aire en muchos pedazos y aparece fragmentada en los diferentes personajes; conforman lo cotidiano en la novela.
Es clarísima la influencia en la escritora del padre del realismo mágico, Gabriel García Márquez, por lo que, por momentos, uno reconoce situaciones ya leídas en la obra de Gabo, en las páginas de Los tumultos.
María Granata, es una poetisa y narradora que además de novelas y poesías ha escrito obras de literatura infantil y juvenil y ha recibido distintas distinciones por sus obras publicadas. Se la ubica en la llamada Generación del ’40. Por Los tumultos, María Granata ha sido galardonada con el primer Premio Strega de la República Argentina.

Crítica teatral: 25 millones de argentinos.

Crítica teatral: 
25 millones de argentinos.
Este sábado 3/12 vi el espectáculo escrito por Lisandro Fiks, basado en un hecho real e inspirado en Federico García Lorca, 25 millones de argentinos y quedé impactada. Desde el título, uno que tiene algunos años, ya imagina qué época va a abordar y qué mirada sobre la misma puede llegar a encontrar en el mismo.
Bajo la excusa del relato de una ex montonera, asistimos a una historia conmovedora, de resistencia, traiciones, valores y militancia que nos deja un sabor amargo, pero con una luz de esperanza. 
Ana, la protagonista, nos relata su historia de amor y militancia junto a Juan, un dirigente montonero de La Plata, la relación con su madre, viuda de un sargento de marina y negada absolutamente a la realidad que la Argentina está viviendo en ese fatídico invierno de 1978, su amigo de la infancia, Facundo y la novia de este, la hija de un genocida, y un personaje siniestro, Marcelo Ortíz, quien es un servicio de inteligencia, responsable de la captura de Ana y de Facundo. 
Es de destacar la caracterización de cada uno de los personajes, que con algunos movimientos, formas de expresarse, o incluso, simples comentarios , pintan al personaje de forma acabada. Por poner un ejemplo, el juego con las manos que realiza el personaje de la madre de Ana, la risita de su amiga o el acomodarse constantemente el cinturón de Ortíz, dejando entrever el arma que lleva en la cintura. 
Todo esto, matizado con propagandas de la época, imágenes del Mundial ´78 que recrea un clima cada vez más opresivo y asfixiante.
La puesta es fuerte y logra su objetivo, que el público se sumerja en esos años de dictadura cívico militar y que pueda acompañar el relato de la protagonista.
25 millones de argentinos, con: 
Romina Fernándes
Patricia Rozas
Carolina Darman (en reemplazo de Brenda Bonotto)
Manuel Novoa 
Lisandro Fiks

lunes, 21 de noviembre de 2016

Presentación del libro "Palabras pensadas"

Sábado 19 de Noviembre del 2016
Presentación del libro Palabras pensadas
Con mi relato El balcón indiscreto

martes, 15 de noviembre de 2016

III Charla de Historia y Literatura en el Parque Avellaneda. Tema Literario: El Rosismo desde la mirada unitaria. La cautiva y El matadero, de Esteban Echeverría

La representación de la violencia en la Literatura de la época. La cautiva y El matadero; el caso de Echeverría

Existe en los orígenes de la Literatura Argentina una metáfora utilizada por los diferentes autores de la generación del ´37, entre ellos Echeverría, que es la metáfora de la sangre, lo vampírico y lo monstruoso para referirse a la figura de Juan Manuel de Rosas en su segundo período de gobernador de la Provincia de Buenos Aires; metáfora que se desplaza hacia su entorno  y que lo presenta como ser un bebedor de sangre, un monstruoso con prácticas nocturnas, en un contexto tenebroso y nativo de tierras bárbaras, como señala Ferro en Barbarie y Civilización , y que es definido por sus adversarios por los efectos que provocan sus actos tanto públicos como privados. Esta metáfora llega a impregnar todo lo que no sea visto por este grupo de intelectuales  bajo la “buena luz de la civilización”.
Como son muchas las obras literarias que abordan este período, opté por centrarme en las dos obras más representativas de Esteban Echeverría: La Cautiva (1837) y El Matadero (1840), respectivamente; pero podía haber trabajado, también de Esteban Echeverría: Elvira o la novia del Plata (1832); o de Hilario Ascasubi: “Isidora la federala y mazorquera”, “La refalosa” (1843); de Domingo F. Sarmiento: Facundo (1845) o de José Mármol: Amalia (1851-1855). Todas ellas muestran la barbarie, la sangre y el vampirismo de un solo lado, negando o marcando una sospechosa ausencia del lado de los unitarios.

El Vampiro
Gabo Ferro en Barbarie y Civilización  afirma que la figura histórica del Vampiro se venía desarrollando en Europa en países donde reinaba la ignorancia como por ejemplo en  Polonia y  en Hungría,  que pasa a los países civilizados, Francia entre ellos,  para llegar finalmente  al Río de la Plata a mediados del XVIII como “un efecto no deseado de la producción de escritores e intelectuales europeos y que el interés de los porteños aportó durante su formación formal o informal o como efectos de sus viajes” (Ferro. 2008:  231) Esta imagen llega a Buenos Aires por medio de dos líneas: una la Ilustración y la otra el Romanticismo. En éste último movimiento es donde los escritores opositores a Rosas, Echeverría entre ellos, descubren en esta imagen y en su contexto ciertas características que aplican a la figura del Restaurador; así la creación del “vampiro rioplatense” pasa a ser un sincretismo de elementos europeos que se incorporan a los autóctonos para aparecer en las diferentes producciones literarias de la generación del ´37.
Los escritores Rioplatenses ampliaron esta imagen del “vampiro”, la cual deja de ser simplemente la figura del muerto que sale por la noche, chupa la sangre de sus víctimas que luego quedan a su merced, para pasar a ser definido como un monstruo capaz de alternar entre la vida y la muerte, ser una figura creada por un vulgo ignorante y fanático que es producto de la barbarie.
Si tenemos en cuenta las lecturas que Echeverría realizó en Francia, Víctor Hugo entre otros, y las realizadas en Buenos Aires, como Alejandro Dumas; podemos pensar en dos cadenas semánticas, la primera bajo la luz de la civilización, en la que encontramos los conceptos de  ciudad, ley y justicia contraponiéndose a una segunda, que está conformada por la oscuridad de la barbarie, que se aloja en un lugar otro como es por ejemplo el desierto, con una absoluta falta de justicia y de ausencia de ley.
Pensando que el Río de la Plata está dominado por ésta última se comprende el nacimiento del “monstruo”, que más que la persona de Rosas pasa a ser “el rosismo”. Ferro se refiere a la definición que hace Esquilo acerca de los monstruos puntualizando que son aquellos que han sido desterrados de la Polis por haber transgredido la Ley  de la ciudad. Su accionar los transforma en seres carentes de humanidad, condenados al ostracismo y a marchar al lugar representado por el desierto; lugar en el que encontramos a los “vampiros” del poema de La cautiva

La sangre elemento necesario para todas las metáforas:
Si Rosas con su política y por medio de sus logotipos, carteles, divisa, vestimenta entre otros símbolos, llena el discurso de metáforas relacionadas con la sangre, sus adversarios eligen el mismo recurso para enfrentársele creando un contra discurso igualmente sangriento, de tal manera que el río de la Plata se convierte entre unos y otros en un mar de sangren en el que la vida pública y la privada, estarán teñidas del “rojo punzó”. “La sangre, elemento estable dentro del elenco de imágenes  activas contra Rosas es una figura central, radical, para definir el rosismo” (Ferro 2008: 34)

Este es el elemento común que encontramos tanto en la representación de los indios como vampiros, como en el relajo de la carnalidad y la brutalidad creciente de El matadero. “Corre por el cuerpo de los individuos una sola sangre que permite tratarse como dos tipos complementarios y a la vez opuestos”  (Ferro 2008: 28) Habrá una que alimenta la “sangre buena” y otra portadora de desechos “la sangre sucia”  que es la que encontraremos predominando en El Matadero.


Vampirización en “El festín” de La cautiva
El canto II de La cautiva se abre con una de las características necesarias para la aparición de la figura del vampiro que es “la noche”, que trae consigo la oscuridad, lo misterioso y a su vez lo peligroso. Es interesante marcar que el epígrafe de este canto II pertenece al Infierno de La Divina Comedia de Dante, por lo que hay en los versos una referencia clara a lo infernal “el genio de las tinieblas” que es Satanás reina en ese lugar -el desierto- desplazado de la civilización, de las Instituciones, las tradiciones y una herencia cultural como señala Fermín Rodríguez. (1)
La imagen lumínica de  “espíritus foletos” es la “luz mala” tan habitual en los campos argentinos, esa luz tenue que suele verse en los pantanos o ciénagas en las noches tranquila, luego de un día soleado. Las llamas colorean el “tenebroso recinto” y los indios/demonios sorben la sangre del cuello de una yegua recién degollada. Las hogueras arden y las chispas vuelan anunciando el posterior incendio, que gradualmente, como en el infierno de Dante se va a ir acrecentando. Los indios se convierten en fieras que se divierten bebiendo hasta que empieza “el infernal alarido” de los salvajes que con: “traza tan horrible y fea, / que parecen del abismo / precita, inmunda ralea, / entregada al torpe gozo / de la sabática fiesta.” Los indios aquí son demonios y Echeverría traza en este canto un paisaje infernal en el que la sangre corre para alimentarlos: “como sedientos vampiros/ sorben, chupan, saborean/ la sangre, haciendo murmullo/ y de sangre se rellenan”.
Es interesante marcar la mezcla de la sangre y el alcohol “…bien pronto los convierte /en abominables fieras” que sorben la sangre del animal y “como animal se revuelcan”, seres sedientos de sangre que realizan esta fiesta –bárbara o sabática- de sangre, alcohol y matanza nos marca la característica de estos “bárbaros vampiros del desierto”. Los indios forman parte de una naturaleza inasible, desequilibrada, son animales feroces que aúllan, chillan, gruñen, soben, chupan la sangre de la yegua. No hay acciones humanas aquí descriptas, sino de bestias, de animales.
No hay una civilización otra, sino una barbarie que lo domina todo, y el lugar es propicio  para estos seres, porque como ya indicamos más arriba, se trata de un lugar carente de Ley.  Lugar en donde ningún cristiano (hombre civilizado) estampó su huella, el cual podemos pensar como uno de los puntos que se vincula con El Matadero.
Así “desierto” -  “matadero” serán lugares no para hombres civilizados sino para monstruos ebrios de sangre y matanza, figuras monstruosas que son la representación del verdadero gran monstruo,  en mayor de los “vampiros” que es Rosas.

                                              
(1)                Rodríguez, Fermín. “Un desierto de ideas”, en Alejandra Laera y Martín Kohan (compiladores) La brújula del extraviado. Una lectura integral de Esteban Echeverría, Rosario, Beatriz Viterbo, 2006



El mundo de El Matadero:
Todo en el matadero es una descripción de ir y venir de sangre, carne, suciedad, grupos de hombres y mujeres de diferente origen: negras, mulatas que se deleitan con el contacto físico de la carne de los animales pasándosela por el cuerpo “Ahí se mete el sebo en las tetas, la tía”  “Aquel lo escondió en el alzapón” (Echeverría 2009: 109). Y que abre la puerta a ese sub-mundo con el que se encuentra el joven unitario.  “…la matanza y la carne como expresión de la bestialidad, como ambiguo oficio humano que necesita cebarse, ensañarse, para entenderse a sí mismo” (Jitrik 1968).
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Dicha “bestialidad “convierte al  hombre en simple cuerpo que entra en contacto con la sangre, y con la corporalidad de otros animales. Se desdibuja así la línea que lo separa de lo humano, aparecen hombres que han sufrido la transformación de prácticas características de la campaña bonaerense como es la esgrima del cuchillo, la matanza de animales, y que por medio del tránsito de la sangre dan lugar a otro tipos de individuos (los federales, los mazorqueros, los carniceros del matadero) que se acercan más a la bestia que al hombre, siempre de acuerdo a la mirada que hacen el narrador y también el joven unitario.
Este mundo de pura carnalidad es a su vez infernal, escatológico; es un lugar que no es apto para seres civilizados pero sí para la chusma del matadero, “chusma” (2) que es carente de belleza, y de armonía, ya que esta fealdad está presente en todos los integrantes del matadero y conforma una de las características de lo monstruoso.  La animalidad de estos personajes característicos del matadero, y por lo tanto de la Federación,  está también en el vocabulario que se relaciona con lo genital y lo excrementicio. “Oíanse a menudo… palabras inmundas y obscenas, vociferaciones preñadas de todo el cinismo bestial que caracteriza a la chusma de nuestros  mataderos…” (Echeverría 2009: 110)
Otro rasgo de esta “bestialidad” es el exceso, la desmesura que liga la sexualidad, el excremento, la muerte y la corrupción de la carne “la carne es pecaminosa, y como dice el proverbio, busca la carne” (Echeverría 2009: 101).   Todo esto produce un efecto de horror y de fascinación al mismo tiempo, provocado por la violencia que el relato despliega. Después de tanto alardeo de violencia y antes de la “explosión” del joven la escena se detiene “Los sayones quedaron inmóviles y los espectadores estupefactos” (Echeverría 2009: 119), el “reviente” del joven unitario lo deja al narrador sin nada más que agregar.

                                              

2) definido en el diccionario de la RAE 1. f. Conjunto de gente soez, 2. f. Muchedumbre de gente vulgar.
La fauna de El Matadero:
Muchos críticos han mencionado el paralelismo entre el joven unitario y el toro, la animalización de uno o la personificación del otro (3). No nos detendremos en este aspecto, ya que creemos que la “animalización” en el relato se encuentra en varios aspectos y no solamente en la comparación de actitudes de uno y de otro.
Creemos que la relación entre la carne, la propia y la de los animales, la sangre, la brutalidad y la sexualidad, hablan también de una animalización más generalizada en la que se intenta demostrar cómo los seguidores de “el gran monstruo” adoptan también ellos sus costumbres salvajes y bárbaras y hasta sobrepasan al mismísimo Restaurador.
Dice el narrador “La perspectiva del matadero a la distancia era grotesca, llena de animación” (Echeverría 2008: 108) “… llovían sobre ella  (sobre una tía) zoquetes de carne, bola de estiércol, con groseras carcajadas y gritos frecuentes…” (Echeverría 2008: 110). Creemos que estas líneas resumen la idea de animalización que se despliega en el relato.
Pero sí nos interesa destacar la figura del “carnicero” y la descripción que de él hace el narrador, cuya cara embadurnada de sangre y cuchillo en mano, lo hace un ser del cual fluye y a su vez recibe los efectos de la sangre que circula en el matadero. La genera con la acción de su cuchillo y la recibe en su cuerpo.
Entre el resto de los animales que figuran en el cuento, podemos mencionar: los ratones y ratas: “las últimas ratas que agonizaban de hambre en sus cuevas…” los perros (dogos o mastines) “Notando empero las significativas miradas de aquel grupo de dogos del matadero” (Echeverría 2009:115), las aves: gaviotas que celebran chillando la matanza, al mismo tiempo que los muchachos se dan vejigazos  o se tiran bolas de carne, buitres o caranchos:  “cayendo en tropel sobre la víctima como los caranchos rapaces sobre la osamenta de un buey  devorado por el tigre” “ Siempre en pandilla cayendo como buitres sobre la víctima inerte” (Echeverría. 2009: 115- 116). En este contexto, al producirse la pelea por los restos de carne los seres humanos están en el mismo plano que los animales, los habitantes del matadero se animalizan embruteciéndose (en el diccionario de la RAE “embrutecerse” es una de la acepciones de “animalizar”). “Multitud de negras rebusconas de achuras, como los caranchos de presa, se desbandaron por la ciudad como otras tantas harpías prontas a devorar cuanto hallaran comible. Las gaviotas y los perros, inseparables rivales suyos en el Matadero, emigraron en busca de alimento animal” (Echeverría 2009: 104).

Una comparación reiterada que aparece también es la del tigre “Exclamó el juez, frunciendo el ceño de tigre” (Echeverría 2009: 119) donde se lo equipara en el matadero a la figura de Rosas en la Federación.  Pero la pregunta que le hace al joven unitario “¿No temes que el tigre te despedace?” (Echeverría 2009: 118) nos parece algo ambigua, ¿a quién se refiere? ¿A Rosas o a Matasiete como representante del brazo sanguinario de la Federación en el matadero?

El lenguaje de la bestialidad
En este contexto, negras y mulatas más feas que las arpías, ya habíamos marcado  la fealdad como una de las características de lo monstruoso, se disputan los restos de carne y de achuras que quedan en el piso enlodazado de sangre y barro con los perros. “Y cayeron sobre su cabeza sendos cuajos de sangre y tremendas pelotas de barro” (Echeverría 2009: 109).
Esta brutalidad, esta bestialidad no es específica de las acciones que caracterizan a los mataderos, sino que también la podemos registrar en el lenguaje, que en boca de los federales está plagado de groserías que van desde las tetas de la tía hasta las palabras no  dichas el Hi de p…, a la m…más las referencias que creemos van más allá de una “vejación” y se acercan a una violación carnal por los comentarios que hacen los federales “Abajo los calzones a ese mentecato cajetilla, y a nalga pelada denle verga”  “A ti toca la mazorca” “Por ahora verga y tijera” “Si no, la vela” “Mejor será la mazorca” (Echeverría 2009 : 117)
Podemos preguntarnos qué es lo que realmente querían hacerle al joven liderados por el juez una vez que éste “extravió su rumbo”. Si como afirman era sólo divertirse ¿qué significa que lo dejen desnudo sobre la mesa? Tal vez aquí está la respuesta: “…los brutos del matadero y por consecuencia los federales y el federalismo son más feroces todavía porque se manifiestan a través de sacrificios sexuales, como un rito bárbaro y repudiable” (Jitrik . 1968).

Conclusión:

Se ha tratado de rastrear a lo largo de los textos cómo la metáfora de la sangre, lo  vampírico y lo monstruoso aparecen en estos dos escritos que inauguran la literatura argentina y la manera en que la figura de Rosas, que aparece solo por referencia en El matadero, inunda el discurso y las representaciones literaria de la época que producían los escritores de la generación del ´37, en este caso bajo la pluma de Echeverría. Y de qué manera éste autor, encuentra la posibilidad de representar y representarse enfrentando en su escritura a la “barbarie” que adjudica sólo a su adversario político y a su contexto, marcando así  que sus atribuciones de “Gran Vampiro del Plata” se trasladan a sus representantes de la campaña –los indios- como a sus seguidores dentro de los límites de la ciudad –los federales del matadero-. 

                                                                                                            
(3) Para Martín Kohan hay animalización en ambos bandos. Por un lado el unitario y el narrador animalizan a los federales con el objeto de mostrar que ese mundo de animales del matadero, se corresponde con el mundo federal, para el narrador, los federales son “perros”. Para el unitario será también lobo. Por otro lado, los federales también comparan al joven unitario con el toro.

Corpus:

Esteban Echeverría. La Cautiva /El matadero. Buenos Aires. Editorial Colihue, 2009

Bibliografía

Ferro, Gabo. Barbarie y civilización. Sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas. Buenos Aires: Marea Editorial, 2008


Jitrik, Noé, ¨Forma y significación en El Matadero de Esteban Echeverría¨, El fuego de la especie, en http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/forma-y-significacion-en-el-matadero-de-esteban-echeverria/html/cd3a0586-523c-11e1-b1fb-00163ebf5e63_3.html#I_0_


Kohan, Martín. “Las fronteras de la muerte”, en Alejandra Laera y Martín Kohan (compiladores) Las brújulas del extraviado. Para una lectura integral de Esteban Echeverría. Rosario: Beatriz Viterbo, 2005.   


Rodríguez, Fermín. “Un desierto de ideas”, en Alejandra Laera y Martín Kohan (compiladores) La brújula del extraviado. Una lectura integral de Esteban Echeverría, Rosario, Beatriz Viterbo, 2006.

martes, 20 de septiembre de 2016

Crítica a Rebelión en la granja de George Orwell

Crítica de Rebelión en la Granja, de George Orwell
Rebelión en la granja, a pesar de ser un texto donde hablan los chanchitos, no es un cuento infantil ni una fábula; es una sátira ultra sarcástica de gobiernos tiranos y un oscuro llamado de atención sobre los peligros que representaba el comunismo ruso 
En el momento de la escritura del libro, 1943/44, plena segunda guerra, Orwell no encontró quién quisiera editarlo, lo aceptaron en 1945 y a pesar de ser una obra maestra, no gustó mucho cuando salió a la venta. El problema era que criticaba a Stalin y estaban en medio de la II Guerra Mundial y el peor de todos era Hitler.  
Hay que tener presente que Orwell era socialista, los socialistas creen que los medios de producción (como las fábricas o las empresas) deben estar controlados por los trabajadores para el bien de todos, en vez de por un subgrupo muy pequeño de propietarios que los utilizan en su propio beneficio. Por otro lado, Orwell combatió a favor de los comunistas en la Guerra Civil Española en contra de Franco y fue en ese momento que descubrió que los comunistas con los que peleaba podían llegar a ser totalitarios, opresivos y muy parecidos a los fascistas.
Rebelión en la granja: es un libro que muestra la versión estalinista del comunismo como opuesto de los valores socialistas; es decir, el régimen de Stalin está presentado como cruel, desigual y opresivo; a pesar de eso, los humanos de la obra, crueles y borrachos, representan a los dirigentes occidentales, es por eso que los animales tienen más temor de que los humanos vuelvan al poder de lo que temen a los cerdos estalinistas.  
Orwell critica a todos por igual, no deja títere con cabeza: satiriza todo tipo de tiranía política.
Escribió los siguientes libros: 
Subir a por aire (1939). 
1984 (1949).  
Publicaciones póstumas de sus diarios y otros Mi Guerra Civil Española (1939). Diario de Guerra 1940-1942 (1942). Orwell en España 1984

martes, 6 de septiembre de 2016

Crítica al film "Tren nocturno a Lisboa"

Crítica cinematográfica sobre la
Película:Tren nocturno a Lisboa
Basada en la novela Tren Nocturno A Lisboa, de Pascal Mercier  
Traigo hoy esta película que vi hace un par de fines de semana, porque, más allá de parecerme que está actuada de forma exquisita por Jeremy Irons, tiene un mensaje que está bellamente expresado por medio de las acciones y no de las palabras de los protagonistas.  
Raimund Gregorius, un sabio y erudito profesor de latín, (Jeremy Irons), imprevistamente, y después de haber encontrado a una joven que pretende quitarse la vida arrojándose de un puente, decide abandonar todo y seguir la pista de un libro que descubre, azarosamente, de un poeta portugués Amadeu de Prado.  
Gregorius toma el primer tren nocturno a Lisboa, dándole la espalda a su existencia poco poética y sin saber qué le van a revelar la belleza de Lisboa y el libro de Amadeo.   
La búsqueda lo lleva por caminos inesperados para una persona como él, se relaciona con la resistencia en Portugal contra la dictadura. En esa búsqueda, detrás de ese libro, hace que termine conociéndose a sí mismo.  
Año 2013 Película alemana, director Bille August

domingo, 4 de septiembre de 2016

Charla de Historia y Literatura en Pque. Avellaneda, sábado 3 de Septiembre







En el programa del 31 de Agosto de Calma Pueblo, por Radio Caput





Mi crítica a Siete casa vacías, de Samanta Schweblin

Crítica Literaria: Siete casas vacías,
de Samanta Schweblin.
Este sábado participé en un taller intensivo de escritura de “relato”, sí de relato que, como muchos sabemos, tiene sus diferencias con el cuento. Como ejemplo y material para el trabajo, se abordó el libro de Samanta Schweblin Siete casa vacías, que en 2015 ganó el IV Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero.  
El libro cuenta, como su título lo indica, siete historias. La primera “Nada de todo esto” es un relato que narra la tortura que sufre una hija que tiene que lidiar con la obsesión de su madre quien tiene un toc: que es salir a visitar casas, casas bellas, casas suntuosas, casas diferentes a la suya, pero luego descubrimos que la obsesión de esta madre va más allá de las cuatro paredes que conforman las diferentes viviendas que visita.
Lo interesante es que Samanta Schweblin maneja una narrativa fuerte, directa, con una crudeza semántica que nos hace reír y conmovernos al mismo tiempo. Con la excusa de las casas, la autora habla de la familia que ya no puede pensarse como tradicional, y denuncia que en todas hay hondos pozos ciegos en los que nos adentrarnos constantemente.  
La fuerza y precisión que brinda el relato nos posiciona en un lugar de mayor cercanía con la escritura que la que tenía el lector del cuento tradicional. Parce que la tendencia es mundial, ya que los últimos premios Nobel de Literatura incursionan en el relato y sorprenden con sus producciones.

jueves, 25 de agosto de 2016

Programa del 24 de Agosto Calma Pueblo, por Radio Caput

En Calma Pueblo, por Radio Caput, 24 de Agosto


Mi crítica sobre Saverio , el cruel; de Roberto Arlt

Crítica de: Saverio el cruel,
de Roberto Arlt.
Arlt escribe la obra en 1936, aunque se publica recién en 1950, la misma tiene una versión previa, aún inédita, aunque algunos fragmentos ya se habían publicado en la Gaceta de Bs As en 1934, y en la revista Proa en 1997. 
La misma gira en torno de una broma que un grupo de jóvenes burgueses le tienden a Saverio, un vendedor de manteca. La broma consiste en que este debe ponerse en el papel de un coronel despótico ya que Susana, una de las jóvenes del grupo, se hace pasar por loca y por una princesa desposeída de su trono por un coronel usurpador; y es en ese momento en donde la presencia de Saverio se hace imprescindible para curarla, haciéndose pasar por el coronel en cuestión. 
Saverio, después de muchas dudas, acepta, y se va compenetrando en su personaje de un coronel usurpador y déspota, redoblando la apuesta, ya que pone en peligro la vida de todos. 
La obra tiene un insospechado final, al revelarse que el vendedor de manteca sabía todo desde el principio, y muere asesinado por Susana quien le dice: 
«Ha sido inútil, Coronel, que te disfrazaras de vendedor de manteca» 
Lo interesante y actual de la obra es que trata varios temas, a saber: 
· Ficción y Realidad 
· Locura 
· Militarismo y totalitarismo 
· Relación entre las diferentes clases  
¿Por qué elegí esta obra para comentar? En un país cuyo gobierno quiere hacernos creer que comer manteca puede llegar a perjudicar nuestra salud, porque no tiene lo que tiene que tener para enfrentarse a las empresas y exigirle que baje el precio, aparece Saverio, quien, no con cierta exageración, declara que Argentina es un país que puede tirar manteca al techo.  
Como siempre Arlt nos tiene acostumbrados, se adelanta a su época de una manera esclarecida, lo mismo hizo con respecto al golpe del año ´30 con sus libros Los 7 locos y Los lanzallamas; lo demás lo dejo a la interpretación del lector.

lunes, 22 de agosto de 2016

Mi crítica sobre Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez

Crítica Literaria: Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel
García Márquez.
En esta novela, publicada en 1981, es tal vez la obra más “realista” de Gabriel García Márquez; ya que recoge datos ocurridos en el año 1951. Pero engaña desde el título, porque en realidad, escapa a lo que se conoce como crónica. El narrador, amigo de Santiago Nazar a quienes los hermanos Vicario asesinan, intercala su relato en primera persona con otros testimonios para relatar una historia que, desde el comienzo, sabemos cómo termina. Y lo que nos preguntamos, cuando la leemos, es cómo puede ser que no se haya podido evitar una muerte que todos saben que va a ocurrir, menos, naturalmente, la víctima.  
El ambiente de la historia es rural y lejano, donde todos se enteran de todo, menos, desde luego, Santiago Nazar de su destino. Se presentan distorsiones temporales, se recurre intensivamente a analepsis y prolepsis para recordar acontecimientos. El tiempo cíclico reaparece aquí descompuesto en cada uno de sus momentos, reconstruido prolija y exactamente por el narrador, quien recoge los testimonios y relata en primera persona; y que va dando cuenta de lo que sucedió mucho tiempo atrás, para contar el destino de los supervivientes.  
La novela tiene un final característico del realismo mágico en el que predomina la ambigüedad, ya que nunca se sabe si Santiago Nasar es culpable o inocente de mancillar el honor de Ángela Vicario, es ahí donde entra el juicio del lector que juzga de acuerdo a su criterio y parecer si el crimen es realmente una cuestión de honor o no.  
Es una novela corta pero a la vez intensa, que se reconoce como escrita por la pluma de García Márquez ya que se citan personajes y lugares de Cien años de Soledad.  
Fue llevada al cine en 1987 por Francesco Rosi con un excelente elenco, (Antony Delón como Santiago Nazar, Ornella Muti como Ángela Vicario, Irene Papas como su madre, Rupert Everett como Bayardo San Román, y Gian María Volonté como el narrador amigo de juventud del asesinado). La diferencia con la novela es que suprime a muchos personajes, (en el libro aparecen todos los habitantes del pueblo).  
Para García Márquez fue tan mala la adaptación que prohibió que se adapten más de sus novelas para llevaras al cine hasta el año 2007, en que se adaptó, con su consentimiento El amor en los tiempo del cólera